Joseba Llorente, ‘old school football’
agosto 4, 2012 por Lurra
Podría buscar los números de Joseba Llorente para cumplir con la petición de mis amigos de Blogsasuna “Tú, jambo, escríbete algo sobre el hondarribiarra, anda”. Podría tirar de estadística, contar cómo “El Flaco” empezó pegando fuerte en Zubieta, proclamándose campeón de España juvenil creo que en el 97. Podría recordaros cómo el nuevo rojillo tuvo que marcharse de la Real porque por delante tuvo a Nihat y a Kovacevic, que el año del subcampeonato le relegaron al ostracismo anotando entre los dos 43 goles.
Seguro que podría tirar de wikipedia y contaros que tras su primera marcha de Zubieta, Llorente se forjó en Eibar y Valladolid, haciendo goles de todas las maneras y labrándose la fama de gladiador-goleador (dicho esto último con voz de Amador, el de “La que se avecina”) que le hace justicia. De su época en el Villarreal -goleando en Champions, haciéndose un nombre en Europa-, no es necesario que os hable porque todos lo visteis por televisión.
Pero vamos a dejarnos de verso y vamos a la prosa, que hablamos de Joseba. Vosotros queréis saber a quién habéis fichado y yo os lo voy a decir. Joseba Llorente es el mejor delantero que ha tenido Osasuna desde tiempos intempestivos. Joseba Llorente es alma, espíritu, gol, carácter. Joseba Llorente es capaz de tirar del carro de un equipo él solo, un líder nato con más nervio que el Rottweiller de Eufemiano Fuentes -si es que tiene perro-.
El delantero cedido por la Real tiene aparencia de enclenque. Su lánguida figura no deja entrever la fuerza hercúlea de Joseba, que es capaz de pegarse hasta con su abuela con tal de robar un balón para meterlo en la portería rival.
Es un jugador feo, y no me refiero al físico. Es un batallas que se deja hasta la última gota de sudor para presionar la salida de balón rival. No dispone de un gran regate ni sus goles son un canto a la estética, pero a los que nos gusta el ‘old school football’, la lucha, los saltos, los goles con la puntera, la rabia, la pasión, el contagio a la grada, Joseba nos pone.
Llegó hace dos veranos a Anoeta como el héroe que se fue a la guerra y vuelve a casa victorioso. Acabábamos de subir de Segunda y lo cierto es que Llorente cumplió desde el primer día. Todavía recuerdo el partido del debut ante el Villarreal. No marcó, pero los cuatro defensas del Submarino Amarillo se fueron a la caseta con derrota -gracias a un gol de Prieto a pase de tacón de Joseba- y con las espinilleras con la marcha del nuevo delantero de Osasuna. Como un pitbull, así presionaba, con su clásica cara fuera de sí y los ojos inyectados en sangre. Algún día le va a dar algo.
En aquella primera vuelta, Joseba hizo cinco goles que a la postre valieron la permanencia. No marcó más porque el punta de Hondarribia arrastraba una lumbalgia que le hizo la vida imposible. Su amigo Cazorla le recomendó no operarse y a día de hoy no tengo claro que fuera la mejor opción. Se perdió el resto de la temporada y en la pasada, Joseba no estaba. La musculatura de su cuerpo necesitaba un tiempo para reorganizarse. Nadie se atrevía a publicarlo -Joseba da miedo, su “a muerrrrrrte” es un clásico de las ruedas de prensa-, pero los test físicos eran pobres. No estaba al nivel de velocidad ni de fuerza de la temporada anterior. Eso le relegó a la suplencia.
Fueron meses difíciles para Llorente, un ganador nato que quiere jugar aunque tenga el fémur roto. El tipo, un realista hasta la médula, siguió ayudando en el vestuario y no pronunció una palabra más alta que la otra pero no lo ocultaba. “Estoy bien, quiero jugar. Yo estoy bien”, repetía y repetía….
Pero lo cierto es que no fue hasta el último tramo de liga cuando vimos al Llorente de verdad. Con la Real en inercia positiva y con Vela y Agirretxe pasando de los diez goles, las oportunidades brillaron por su ausencia. En ese tramo, Llorente demostró que sus piernas volvían a ser capaces de correr maratones en un partido. Pero entonces pagó la falta de competición marrando ocasiones claras de gol en una de sus pocas oportunidades.
Sin embargo, llegó la pretemporada. Y yo lo dije, y lo escribí en El Diario Vasco. “Joseba Llorente ha vuelto“. En los partidos que la Real ha disputado en verano, el blanquiazul ha demostrado que es el que una vez fue. Pegando codazos a su par para marcar el terreno, anotando goles de rebote -yo siempre le he apodado el Raúl de Zubieta por su excelente oportunismo y por su capacidad de marcar gol con las partes más inverosímiles de la anatomía humana-.
Cuando escuché que Joseba se iba cedido a Osasuna no me hizo mucha gracia. Primero porque asumimos la mitad de su ficha -no empecemos con las setas y las playas que acabamos mal-. Y segundo, porque Llorente me parece un futbolista muy aprovechable, por más que Agirretxe, Ifrán y Vela parecen monopolizar los minutos en la punta del ataque txuri urdin.
A través de mi cuenta de twitter, he palpado el escepticismo de un sector de la grada osasunista. El otro sector está muy ilusionado. Creedme: los del primer sector, pasaos al otro bando. Conociendo el Reyno de Navarra -sin creceros, campo vacío cuando estabais en Segunda-, Joseba va a acabar siendo el ídolo de la afición. Sus carreras imposibles en el minuto setenta dejándose la vida para recuperar un balón, sus goles con la puntera golpeando en tres tipos, sus remates certeros de cabeza, su liderazgo y…
Se me olvidaba. Sus celebraciones. Joseba tiene la manía o costumbre mejor dicho de golpear cosas cuando marca. En su estreno goleador hace diez años, le dio por golpear un micrófono. El año del subcampeonato la tomó a patadas con una valla metálica. El año pasado le dio el click y la emprendió a golpes con una silla de madera. Cuando marca entra en trance, es puro nervio, mala leche, oportunismo, fuerza camuflada en su aparencia lánguida, y lo más importante, gol.
Si tuviera que hacer una metáfora un poco gamberra, Joseba Llorente es el clásico tío que en una trifulca en un bar te hace pensar “le van a poner fino Tony Mazas y sus amigos“. Y al final, al tirillas lo tienen que separar de sus “hormonadas víctimas” con palanca. Vaya metáfora. “¿Esto no lo saques, eh?”.
Mendilibar -qué gran entrenador- lo disfrutó en el Valladolid. Ahora mismo me imagino a Mendi disfrutando de una cerveza helada sabiendo que, si a Llorente le respetan las lesiones, media salvación la tenéis en la mano. ¿Exagerado? No habéis visto a Llorente. Los que somos de la Real “a muerrrrte” (un clásico de Joseba en las ruedas de prensa, lo veréis), vamos a tener que ir con Osasuna un poco. Y a estas alturas, los que me conocéis, ya sabéis que eso, desde 2007, me cuesta un poco bastante.
Qué bueno es El Flaco, y vaya cesión que os habéis llevado. Pero no empecemos con las setas y las playas, que esto acaba mal…
http://www.blogsasuna.com/2012/08/04/jo ... -football/
Animo Joseba, a meterlos a pares!
